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La obra ‘Pic-nic’ “expone el absurdo de la guerra”

Ciudad de México. Cuando los padres de un soldado de guerra deciden pasar un día de campo con su hijo que está en el campo de batalla, se evidencia el absurdo de los conflictos bélicos que asolan al mundo desde hace siglos, pero con una crítica demoledora que gira en torno a descarnados y patéticos personajes.

Ese es el hilo conductor de la obra Pic-nic, del dramaturgo español Fernando Arrabal, dirigida por Marta Luna, la cual se estrenó en El Círculo Teatral. La obra, con un lenguaje sencillo, cotidiano, devela la sinrazón de la guerra, con personajes entrañables, tiernos, simpáticos, tímidos, ignorantes y aniñados, explicó Víctor Carpinteiro, quien forma parte del elenco junto con Alberto Estrella, Ainé Martelli, David Hevia, Erick Jiménez, Monserrat Ponce y el pianista Alonso Burgos.

En Pic-nic, se expone el absurdo de la guerra, el miedo, la desesperanza, la ignorancia, la soledad, el aburrimiento, la vida cotidiana y la muerte en un contexto simultáneo de horror y humor.

Fernando Arrabal, señaló Carpinteiro, lanza una queja ácida e irónica. Es un dramaturgo aguerrido en sus propuestas, demoledor con su crítica y, dentro de lo absurdo, destaca cómo lo utiliza para exponer actos bélicos que merman a la sociedad, no sólo en cuestión de las acciones contra el individuo, sino anímica y espiritualmente se resiente porque no se encuentra una solución o una palabra que detenga estos actos.

En el montaje, el humor negro es una constante. Arrabal, en cada frase, se burla de temas, conceptos, de las palabras, de los caracteres de los personajes, de sus gustos y pasatiempos, en suma de la vida y de la muerte.

El dramaturgo “crítica la guerra a partir de lo absurdo, de ver cómo los personajes que habitan la obra de pronto pareciera que no les importa, sino que hasta se divierten del dolor y la miseria. Esto es lo que hace violento a Pic-nic, con su humor recalcitrante y negro, con el que uno como espectador se ríe de la aberración y de la ceguera” de los individuos representados en escena.

Barbarie

Carpinteiro comentó: “podemos inventar un ‘no a la guerra’, un alto al genocidio, pero las palabras se quedan cortas ante la conducta ciega de las personas; ahora, pensar qué lleva a estos actos de violencia, barbarie y desentrañar ese trasfondo, así como los intereses que se manejan en estos juegos bélicos, es algo que realmente no alcanzamos a vislumbrar. Cada quien tiene su verdad y la defiende, y en esa defensa, los acontecimientos se continúan desarrollando de manera catastrófica”.

Fernando Arrabal tiene 91 años de edad y desde los 20 años radica en París, donde frecuentó a creadores del surrealismo, del teatro existencialista, del absurdo y de la crueldad. En 1962, fundó, junto con Alejandro Jodorowsky y Roland Topor, el Movimiento Pánico como una forma de expresión artística, pero con una marcada estética y siguiendo los tres principios básicos: terror, humor y confusión.

Empezó a escribir Pic-nic en 1952 (llamándole Versión cero) y la terminó 10 años después, haciendo múltiples versiones.

Arrabal es considerado un provocador y se caracteriza por subrayar en sus textos la frase: Un mundo donde los lunáticos son los más cuerdos.

Pic-nic es parte de la trilogía de que forman Hotel Juárez, de Víctor Hugo Rascón Banda, y Las criadas, de Jean Genet, con el respaldo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, mediante lo cual se generaron fuentes de empleo y realizar inquietudes artísticas, agregó Carpinteiro, cofundador junto con Estrella del recinto, que en marzo celebrará su vigésimo aniversario de supervivencia, permanencia, pero también de crear, compartir, impartir, cooperar y abrirse a diversas propuestas escénicas.

Pic-nic tendrá temporada hasta el 3 de marzo, con funciones los viernes, a las 20:30 horas; sábados, a las 19, y domingos, a las 18, en El Círculo Teatral, ubicado en avenida Veracruz 107, Condesa.